jueves, 12 de julio de 2007

De nuevo el globito se tronó



La derrota de México frente a Argentina en semifinales de la Copa América es una prueba más de que la selección nacional no tiene todavía el nivel para pelearle de tú a tú a las grandes potencias. Se podrá decir misa respecto a que se dio un gran primer tiempo, que el equipo tricolor maniató al albiceleste, presionándoloes por momentos de manera impresionante, que ese disparo al palo de Guardado merecía ser gol, que se tenía controlado el partido, etc. Pero el fútbol es un deporte que se gana con goles y cuando México es incapaz de anotarlos en los momentos importantes, no hay argumentos para defender una buena actuación. Desde mi punto de vista la derrota contra Argentina ha sido de las más vergonzosas del Tri en los últimos años y es sumamente injusto echarle la culpa al portero Oswaldo Sánchez por la derrota ya que sacó varios balones que iban a gol.



Es cierto que desde hace algún tiempo México ha dejado de ser un país del montón a nivel futbolístico y se ha convertido en un equipo que le puede competir dignamente a rivales importantes, incluso les ha ganado partidos en fases de grupo en torneos como Copa América, Mundial, Copa Confederaciones, pero cuando llega el momento de eliminar a un equipo de mayor nivel en fase de eliminación directa, la triste realidad es que nunca se gana. ¿De qué sirvió derrotar a Brasil? Tal vez para hacer un poco de ruido a nivel internacional, pero la realidad es que los brasileños con su segundo equipo están a un paso de leventar la copa y México, con ausencias importantísimas (Borgetti, Salcido, Pardo, Osorio) se quedó como siempre a un paso de la gloria.

Y no es que el Tri haya jugado mal, al contrario, se mostró una mejoría notable en algunos aspectos como la contundencia y el control del partido (quitemos el desastre frente a Argentina) pero Hugo Sánchez prometió durante su campaña mediática que él haría campeón del mundo a México. Quizá ahorita él no se quiera acordar de eso, ni algunos medios que tal parece tienen la consigna de no criticarlo lo mencionen, pero cuando un entrenador genera tantas expectativas y criticó tanto a su antecesor cuando quería ocupar el cargo, tiene que ser exigido de la misma manera porque México con Hugo no ha hecho nada que no hayan hecho otros entrenadores. En Copa América tanto Lapuente como Bora Milutinovic llegaron a semifinales, mientras que Mejía Barón y Javier Aguirre superaron esa instancia. En la Copa de Oro su rendimiento es aceptable llegando a la final, pero si lo comparamos con lo que hicieron Lavolpe (2003), Lapuente (1998), Bora Milutinovic (1996) y Mejía Barón (1993) fueron campeones. Además México sigue sin poderle ganar a Estados Unidos y a Argentina en rondas decisivas lo que se está convirtiendo en una verdadera pesadilla.


Otro punto criticable del partido frente a Argentina es el referente a los cambios. No es posible que por una simple amarilla, retires del campo al mejor hombre de tu equipo como lo es Torrado, metas a Medina que ha sido improductivo en la selección y resquebrajes una estructura que había secado a la ofensiva argentina, excepto por el gol que fue un error conjunto de Oswaldo Sánchez y los defensas. ¿Por qué no meter a Blanco? Un hombre como él, que tiene un toque y un sentido ofensivo extraordinario, que está en sus últimos momentos como seleccionado y que tiene el coraje para defender una camiseta seguramente hubiera hecho más que los hombres que ingresaron en el segundo tiempo. ¿Por qué metió a Gonzalo Pineda al final? Son preguntas que quizá nunca se contesten pero lo que ha quedado claro es que ni Hugo ni nadie tiene una varita mágica para hacer de México una potencia mundial cuando no se ha trabajado con seriedad para lograrlo (salvo algunos chispazos como la Sub-17, hoy Sub-20) y aunque algunos comentaristas sigan diciendo que ya estamos a un paso de ser grandes en el fútbol, que vamos por buen camino, que ya casi, se ha demostrado en la cancha que existe todavía un abismo a nivel de selección mayor entre México y las dos potencias sudamericanas como lo son Brasil y Argentina.


De nueva cuenta el globito se tronó, México es un buen equipo pero no es una potencia todavía y aunque elementos como Israel Castro o Johnny Magallón respondieron, se necesita la presencia de los europeos a nivel defensivo. Ahora tal parece que hay gente que quiere retirar a varios seleccionados de gran peso en México por el llamado cambio generacional, no cabe duda que es una tontería porque la edad no implica que uno sea mejor que otro, se debe poner al mejor en la posición y si Oswaldo Sánchez sigue con un gran nivel, debe ser el arquero nacional los próximos 3 años. Lo mismo dicen de Pavel Pardo, tal vez se les olvida que fue elegido el quinto mejor jugador de la pasada temporada alemana por parte de sus colegas y que llegará al Mundial de Sudáfrica con 33 años, edad excelente para alguien de la media de contención. ¿Y qué decir de Borgetti? Si el jugador de Cruz Azul sigue anotando goles en el Tri, así tenga 50 años deben ponerlo, porque en una selección deben de estar los mejores en tiempo presente y no promesas. Para los que no lo crean así les dejo la siguiente pregunta: ¿Cuántos años tiene Hakan Sukur delantero titular de Turquía? ¿Con cuántos años fue campeón del mundo Dino Zoff? ¿Cuántos años tiene Paolo Maldini? Porque una cosa es darle oportunidad a gente como Giovanni Dos Santos o Carlos Vela que seguramente la recibirán antes del Mundial y otra hacer análisis simplistas que demuestran que un cierto sector de la prensa deportiva en México no es lo suficientemente estudiosa respecto a la verdadera raíz de los problemas de la inoperancia mexicana en duelos trascendentes


Para aspirar a ser campeones de algo no sólo basta tener buenos jugadores, sino que se necesita mentalidad ganadora, organización federativa y producción de jugadores jóvenes de alta calidad, además de no anteponer la publicidad ni el marketing al aspecto deportivo y trabajar con seriedad. Eso no es imposible, simplemente hay que ver a la selección Sub20 que juega con una autoridad en el campo y en la banca que ya quisiera tener la selección mayor.

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